El porteo es una práctica que cada vez gana más espacio entre las familias, no solo por la comodidad que brinda a los padres, sino también por los beneficios emocionales y físicos que ofrece al bebé. En Maternelle, tanto el fular como la mochila son opciones seguras y ergonómicas, diseñadas para acompañarte en diferentes momentos de la maternidad.

Por un lado, el fular funciona como una segunda piel. Es una tela larga y suave que envuelve tu cuerpo y el de tu bebé, logrando un ajuste perfecto desde recién nacido. Esta cercanía favorece el apego seguro, regula la temperatura y transmite calma gracias al contacto piel a piel. Además, el fular permite múltiples posiciones y una distribución equilibrada del peso, siempre respetando la postura natural del bebé: espalda en “C” y piernas en “M”.

La mochila, por otro lado, ofrece una estructura definida. Es práctica de colocar gracias a sus correas y hebillas, lo que la hace ideal para salidas más largas o para quienes buscan distribuir el peso en la espalda y los hombros. Se recomienda a partir de los 4 meses, cuando el bebé ya sostiene su cabeza, y al igual que el fular, mantiene una postura segura y cómoda, respetando la ergonomía del bebé.

En ambos casos, para un porteo seguro se debe cumplir con el principio conocido como T.I.C.K.S.:

• Tight (ajustado, sin holguras peligrosas)

• In view (que el bebé siempre esté a la vista)

• Close enough to kiss (a la altura de un beso)

• Keep chin off chest (que no tenga la barbilla pegada al pecho)

• Supported back (espalda bien apoyada)

En conclusión, el fular favorece el contacto piel a piel y fortalece la confianza del bebé, mientras que la mochila brinda practicidad y soporte en las rutinas del día a día. No se trata de que una sea mejor que la otra, sino de que cada una responde a distintas necesidades y momentos de la maternidad. Lo esencial es elegir la opción que mejor se adapte a tu estilo de vida, siempre priorizando la ergonomía, la seguridad y el bienestar tanto de tu bebé como el tuyo.